Investigadores de Chicago han desarrollado una primera batería de dióxido de carbono y litio completamente recargable, un logro que, según ellos, podría allanar el camino para el uso del gas de efecto invernadero en sistemas avanzados de almacenamiento de energía.
Los nuevos acuerdos por valor de 2.000 millones de dólares en nuevas inversiones fueron realizados por el gigante de Internet en Estados Unidos, Chile y Europa por otros 1,6 GW renovables.
La investigación ha encontrado que incluso los paneles solares de corta vida, de 10 a 15 años de duración, podrían proporcionar un rendimiento suficiente para los proyectos financiables. Los investigadores creen que los costes de los paneles, junto con una mentalidad industrial que ahora se fija en el precio final de la energía solar en lugar de en los costes por kilovatio instalado, pueden abrir oportunidades para los productos fotovoltaicos actualmente rechazados debido a su corto ciclo de vida.
Un nuevo recubrimiento desarrollado por científicos de Stanford promete acercar las baterías de litio a la realidad, al ampliar significativamente su vida útil y limitar la ocurrencia de dendritas en el ánodo, lo que puede causar cortocircuitos e incendios.
Los datos internacionales sugieren que los incendios causados por sistemas de energía solar en tejados son raros; sin embargo, Estados Unidos no hace un seguimiento centralizado de esta información, y el Centro Nacional de Datos de Incendios los clasifica en la categoría de «otros».
Un equipo de investigación de la Universidad de Columbia ha diseñado moléculas orgánicas que pueden producir excitones con un ciclo de vida más largo que sus equivalentes inorgánicos. Los excitones tienen el potencial de amplificar la cantidad de electricidad generada por los fotones que absorbe una célula solar.
Investigadores han construido una herramienta para utilizar imágenes por satélite económicas –como Google Maps– para crear automáticamente diseños solares con una tasa de precisión del 91%.
Miasolé, filial de Hanergy con sede en California, ha batido su propio récord interno de eficiencia de células de película delgada, superando la marca del 20%. La eficiencia del 20,56% en un formato flexible ha sido confirmada por el Laboratorio Nacional de Energía Renovable de Estados Unidos.
Los ingenieros de la Universidad de Utah han desarrollado un pequeño dispositivo que, según ellos, podría aumentar el rendimiento de los paneles fotovoltaicos y otros dispositivos electrónicos al convertir la energía perdida en calor en electricidad.
Científicos del Instituto Tecnológico de Massachusetts han desarrollado un dispositivo que, según ellos, podría «turboalimentar» una célula fotovoltaica de silicio de unión única, lo que podría implicar la superación de su límite teórico de eficiencia del 35%.
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