La energía solar puede ayudar con el problema ecológico de la marihuana

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Las operaciones de cultivo de cannabis en interiores utilizan una cantidad asombrosa de electricidad, ya que requieren iluminación de alta potencia, calefacción y refrigeración, ventilación, bombeo de agua y mucho más.

Ya en 2012, antes de que se legalizara el cultivo de cannabis, el Laboratorio Nacional Lawrence Berkeley calculó que el 1% de la electricidad consumida en Estados Unidos se desviaba a operaciones de cultivo de cannabis en interiores.

Desde entonces, casi la mitad de los estados han legalizado la marihuana. El investigador de la industria Brightfield Group estima que la industria tuvo 31,8 mil millones de dólares en ventas anuales en 2023, y se espera que esa cifra crezca a 50,7 mil millones de dólares en 2028.

En la actualidad, los combustibles fósiles siguen representando alrededor del 60% de la generación de electricidad en Estados Unidos, según la Administración de Información Energética (EIA). Según el Consejo de Energía y Conservación del Noroeste (NPCC), una libra (0,45 kilos) de marihuana requiere entre 2.000 y 3.000 kWh de consumo eléctrico. Para contextualizar, el hogar medio estadounidense consume unos 900 kWh de electricidad al mes, según la EIA.

Esto supone una enorme cantidad de emisiones de gases de efecto invernadero para producir cannabis. Aunque el sector podría reducir las emisiones aumentando la producción en el exterior o utilizando condiciones de cultivo más pasivas, como los invernaderos, las ventajas cualitativas y cuantitativas del cultivo en interiores dejan pocos incentivos para que los inversores en grandes explotaciones cambien radicalmente sus operaciones.

Esto crea una oportunidad para que la industria solar intervenga como socio de los cultivadores de cannabis, ayudando a reducir las emisiones, disminuir los costos de electricidad y crear una ventaja competitiva de marketing para los consumidores de marihuana preocupados por el clima.

Un cultivador y procesador, Bright Green Corporation, aprovechó esta oportunidad e invirtió en un proyecto solar de 102 MW para alimentar su nuevo proyecto de expansión de 250 millones de dólares en Albuquerque (Nuevo México). Maxeon Solar Technologies suministra los paneles solares para el proyecto, mientras que Baker Tilly dirige la construcción.

En la actualidad, la planta de cannabis utiliza gas natural y petróleo para producir electricidad. La empresa instalará ahora tres calderas eléctricas de 40 MW y las alimentará con la instalación solar, cuya construcción se prevé que dure unos 30 meses. Bright Green Energy dijo que se espera que el ahorro de costos durante los 30 años de vida útil del equipo ahorre a la empresa “cientos de millones de dólares”.

“Esta fuente de energía reducirá y solucionará anualmente nuestros importantes costos de calefacción y electricidad. El crecimiento futuro de esta empresa depende en gran medida de la innovación y la eficiencia a largo plazo”, afirma Lynn Stockwell, fundadora de Bright Green Corporation. “La incertidumbre de los costos a largo plazo y la fijación de precios basada en la oferta y la demanda de los combustibles fósiles tradicionales para este tipo de megafábrica en comparación con la energía limpia procedente del sol hace avanzar la economía y la ética de la empresa”.

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