La fuente solar fue responsable del 9,6% de todo el suministro eléctrico de Brasil entre el 1 de agosto y el 19 de septiembre de 2024, con más de 7.500 MW promedioº, según el mapeo de la Asociación Brasileña de Energía Fotovoltaica (Absolar), basado en datos y estimaciones del Operador Nacional del Sistema Eléctrico (ONS).
Más de la mitad de la generación de la fuente provino de plantas distribuidas, es decir, sistemas solares instalados en tejados y pequeñas parcelas de tierra (4.600 MW promedio). Sumando las demás fuentes renovables, como la hidráulica (49.000 MW de media), la eólica (11.000 MW de media) y la biomasa (1.400 MW de media), la oferta renovable en este periodo alcanzó alrededor del 90,4% de la demanda de electricidad de Brasil.
A partir de octubre, los consumidores brasileños pagarán casi un 8% adicional con el nivel 2 de bandera roja, a 7,877 reales por cada 100 kWh consumidos en el mes, como consecuencia de la activación de las centrales termoeléctricas fósiles de emergencia.
Según Absolar, este escenario podría ser aún más preocupante. Según la asociación, la actual crisis climática en Brasil, que ya está teniendo un impacto billonario en la sociedad, con inundaciones, sequías históricas, incendios y más gastos en salud pública, sería aún peor si no fuera por el alivio a la demanda y a los recursos hídricos proporcionado por las fuentes renovables no hidroeléctricas. «Sin estas fuentes renovables, las tarifas serían más altas, el riesgo para el suministro sería mayor y el aire se sobrecargaría con más contaminantes y gases de efecto invernadero», señala el consejero delegado de Absolar, Rodrigo Sauaia.
Con más de 47 GW de capacidad instalada operativa, entre grandes plantas y pequeños sistemas de autogeneración solar, la tecnología fotovoltaica ya ha evitado la emisión de 57 millones de toneladas de CO2 en la generación de electricidad desde 2012.
La energía solar permitió un gran ahorro económico en la crisis del agua de 2021
Durante la anterior crisis hídrica de 2021, hasta entonces la mayor de los últimos 91 años, el gobierno creó la «bandera roja de escasez de agua» y los consumidores incurrieron en costos adicionales de 28.000 millones de reales (5.130 millones de dólares), debido al uso de todas las centrales termoeléctricas fósiles de emergencia y a la importación de electricidad de Argentina y Uruguay. Un estudio de la consultora especializada Volt Robotics sobre el papel de la generación solar distribuida en ese periodo concluyó que el costo habría sido de 41.600 millones de reales, o un 48,6% más, si la sociedad no hubiera tenido su propia generación solar. En aquel momento, Brasil sólo contaba con 7,5 GW de sistemas solares en tejados y pequeñas parcelas.
Para el presidente del Consejo de Administración de Absolar, Ronaldo Koloszuk, el escenario actual es una llamada de atención sobre la necesidad de intensificar la planificación y la inversión en la infraestructura del sector eléctrico, especialmente en líneas de transmisión y nuevas formas de almacenamiento de energía limpia y renovable, que se genera en abundancia en el país.
«El uso de energías renovables combinado con tecnologías de almacenamiento podría aliviar aún más la presión sobre las tarifas eléctricas y el consecuente aumento de la inflación, que erosiona el poder adquisitivo de las familias y la competitividad de los sectores productivos. En este escenario, la energía solar es una de las mejores soluciones para protegerse de las banderas tarifarias y aliviar así el bolsillo de los brasileños ante un escenario hídrico cada vez más desafiante», concluye Koloszuk.
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