Según el mapeo de la Asociación Brasileña de Energía Solar Fotovoltaica (Absolar), hay más de 2,1 millones de sistemas solares fotovoltaicos instalados en techos, fachadas y pequeños terrenos en Brasil. La asociación estima que, desde 2012, se han producido alrededor de 24,1 mil millones de dólares en nuevas inversiones, que generaron más de 720,7 mil empleos acumulados en el período, repartidos en todas las regiones de Brasil, y representan un aporte a las arcas públicas de 6,1 mil millones de dólares.
La generación propia de energía solar superó los 24 (GW) de potencia instalada en hogares, comercios, industrias, propiedades rurales y edificios públicos en Brasil, con más de 3,1 millones de unidades de consumo atendidas con tecnología fotovoltaica.
La tecnología fotovoltaica ya está presente en 5.539 municipios y en todos los estados brasileños, siendo los estados líderes en potencia instalada, respectivamente: São Paulo, Minas Gerais, Rio Grande do Sul y Paraná.
Según Ronaldo Koloszuk, presidente del Consejo de Administración de Absolar, con la energía solar el país puede, en poco tiempo, hacer la matriz eléctrica brasileña aún más limpia y renovable. “Si bien los 3,1 millones de unidades consumidoras abastecidas con energía solar distribuida son motivo de celebración, todavía hay mucho margen de crecimiento, ya que Brasil tiene alrededor de 91,7 millones de unidades consumidoras de energía eléctrica y está comenzando a avanzar en el modelo de transición energética ideal” , comenta.
“Hay que seguir el ejemplo de países más desarrollados en este ámbito, especialmente Australia, que con buenas políticas públicas se ha convertido en un referente mundial en el uso de energía solar en hogares y empresas, con alrededor del 30% de las unidades consumidoras en ese país. servida por sistemas fotovoltaicos”, destaca Koloszuk.
El director general de Absolar, Rodrigo Sauaia, destaca que el crecimiento de la generación propia de energía solar fortalece la sostenibilidad, alivia los presupuestos familiares y aumenta la competitividad de los sectores productivos brasileños. “La generación propia instalada en tejados, fachadas y pequeños terrenos, directamente en centros urbanos y de consumo, ayuda a fortalecer y aportar más resiliencia a la red eléctrica, al concentrar la generación eléctrica cerca de los lugares de consumo. Esto reduce el uso de la infraestructura de transmisión, aliviando la presión sobre su operación y reduciendo las pérdidas en largas distancias, lo que contribuye a la confiabilidad y seguridad en momentos críticos”, afirma.
“La fuente solar es, por tanto, una palanca para el desarrollo social, económico y ambiental del país. El crecimiento de la autogeneración de energía fotovoltaica también aumenta la atracción de capital e impulsa la generación de más empleos e ingresos para los brasileños”, concluye Sauaia.
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