Un estudio en Chile analiza futuros proyectos integrales de agua y energía

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En el webinar “Agua – Energía: una relación necesaria para los desafíos actuales y futuros”, organizado por el Programa de Energías Renovables y Eficiencia Energética (4e) de la Agencia Alemana de Cooperación Internacional (Deutsche Gesellschaft für Internationale Zusammenarbeit, GIZ), se dieron a conocer los resultados de un estudio que identificó zonas para el desarrollo de proyectos integrales de agua y energía.

Rainer Schröer, director del Programa 4e de GIZ, detalló que este trabajo estuvo motivado por la futura escasez de agua casi en todo el territorio nacional, el incremento del número de plantas de desalinización para producir agua para el consumo humano y la minería y los grandes recursos energéticos renovables que hay Chile, elementos que pueden producir sinergias significativas desde una mirada sistémica e integral.

Rodrigo Vásquez, asesor de GIZ, explicó que se identificaron zonas potenciales considerando condiciones habilitantes para el desarrollo de proyectos de agua y energía, como proyectos de desalinización en operación y futuros, plantas térmicas a carbón que se puedan reconvertir a plantas desalinizadoras, estimaciones de demanda por uso de agua (actual y futura) en ciudades, industria, agricultura y minería, su relación con la demanda eléctrica y su generación, todo en un contexto territorial, identificando las mejores condiciones geográficas para ello.

El evento además tuvo un panel de conversación, moderado por Verónica Vukasovic de GIZ, en el cual se abordaron diversas visiones en torno al agua y las energías renovables. Por ejemplo, Damaris Orphanópoulos de RODHOS, enfatizó la necesidad de mejorar la gestión de las cuencas, ya que la desalación es la solución más costosa, indicando también que es necesario que las entidades implicadas en la gobernanza del agua conversen y se comuniquen.

Por su parte, Alfredo Guzmán del Ministerio de Energía, sostuvo que se deben modificar los planes reguladores para promover infraestructura sanitaria asociada al agua, lo cual debe estar acompañado de agilizar los tiempos de tramitación ambiental de los proyectos. Asimismo, recalcó que existen oportunidades de mejoras en la gestión de las sanitarias, como por ejemplo la reutilización de aguas ya tratadas de ciudades costeras, las que actualmente se vierten al mar.

En tanto, Ignacio Rodríguez de Impacto Legal, apuntó hacia los desafíos regulatorios entorno a un futuro con más plantas desalinizadoras, así como la necesidad de avanzar en una estrategia de desalación y de ordenamiento territorial, junto con los aprovechamientos que se le puede dar a la salmuera.

Luego Rodrigo Palma, de la Universidad de Chile, explicó que el estudio contiene diferentes miradas y la necesidad de tener una visión integral de la relación entre agua y energía, que de pie al desarrollo de proyectos demostrativos con miras de generar conocimiento probado y propio del país.

Finalmente, todos los panelistas concordaron en la necesidad de impulsar una gestión y gobernanza integral del agua, buscando acuerdos y consensos para todos los actores involucrados.

 

Estudio

GIZ ha propuesto el estudio “Identificación de zonas para el desarrollo de proyectos integrales de agua y energía” que tiene como objetivo general el disponer de un catastro e identificación de zonas de Chile donde existan las siguientes condiciones habilitantes:

  • Proyectos de desalinización en operación o posibilidad de instalación de nuevos proyectos,
  • Reconversión de plantas térmicas a carbón por plantas desalinizadoras,
  • Demanda por uso de agua en ciudades, industria, agricultura y minería, es decir demandas públicas y privadas, detallando los datos de oferta, entre otros.

A diciembre de 2020, se han encontrado 83 plantas desalinizadoras operativas a lo largo de todo el territorio nacional, desde la región de Arica y Parinacota hasta la región de Aysén, las que tratan agua de mar o agua subterráneas.

Adicionalmente, se ha llevado a cabo una caracterización de zonas con mejor oportunidad para la desalinización, a partir del procesamiento de información geográfica (técnicas de superposición de capas) y la aplicación del conjunto de criterios y umbrales. En este aspecto se han evaluado 5 conjuntos de atributos, con el objeto de seleccionar 5 zonas propicias para la implementación de proyectos de desalinización. Ellas equivalen a tipologías relativas a demanda de agua de distintos sectores, escasez hídrica, desarrollo agrícola, reconversión de centrales térmicas y escenario con múltiples criterios (ver figura de ejemplo), lo que ha entregado como resultado una priorización de zonas en el país bajo las condiciones de dichos criterios

Aplicando todos los criterios, se ha seleccionado una zona de mayor interés (territorio frente al Valle de Copiapó, desde la costa hasta la precordillera), de común acuerdo con la contraparte técnica, donde se pudo llevar a cabo un análisis integrado en detalle del concepto agua – energía. En este análisis se ha podido llevar a cabo un ejercicio de desarrollo agua-energía-agricultura, sobre la base de la instalación de una planta de desalinización en dicha zona. En este ejercicio, a partir de un balance de oferta y demanda de agua, se ha podido corroborar que es factible, con una muy baja proporción del agua producida en la planta, abastecer la demanda de los pueblos y aldeas, sector pecuario e industrial de la zona, además de un desarrollo productivo basado en invernaderos para cultivos de olivos, uva de mesa y otros vegetales y frutas de exportación

Según la GIZ, se denota que la desalinización es una de las iniciativas más relevantes para resolver la problemática de la escasez del recurso, pero se observa una falta de planificación evidente por parte de las instancias reguladoras con competencia en el tema.

“La metodología desarrollada y reportada en este documento tiene importantes potencialidades para la visualización y zonificación de áreas potenciales, no solo de proyectos de desalinización, sino que también es posible relacionarla a la ubicación de plantas sanitarias, potenciamiento de terrenos para la agricultura o industria y la habilitación de infraestructura eléctrica o de otro tipo (cercanía a puertos, carreteras, etc.), entre otros”, explica la GIZ, y añade que “incluso puede llegar a integrarse como una herramienta tipo `explorador’ sobre la que se lleven a cabo análisis de mayor complejidad en la evaluación de proyectos agua – energía”.

 

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