Sostenibilidad post pandemia: nunca más sin nosotras

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El Día Internacional de la Mujer se conmemora hoy en un escenario y contexto diverso, algo turbulento y desafiante para las mujeres de todo el mundo. La pandemia del COVID19 terminó por mostrar los serios desequilibrios y desigualdades. Los organismos internacionales nos han alertado al respecto y ahora es necesario avanzar.

El Informe “Woman, Business and the Law 2021” del Banco Mundial ubicó a Chile en el puesto 91 entre 190 economías (con un score de 86,3 por debajo de países como Perú, Colombia, Brasil, Los Emiratos Árabes Unidos o Ruanda), en un ranking que “identifica las leyes y regulaciones que restringen las oportunidades económicas de las mujeres”, desde aspectos relacionados con asuntos básicos de derechos personales hasta materias vinculadas al trabajo, la crianza o la jubilación.

Si bien el informe indica que nuestro país ha implementado medidas relevantes para ir acortando esas brechas, lo cierto es que nuestro desempeño sigue muy al debe. En el informe del Banco Mundial se llama la atención sobre el hecho de que, en momentos de crisis como la vivida con la pandemia, las mujeres suelen partir en desventaja en la carrera por el desarrollo personal y profesional, lo que -a juicio del organismo- podría corregirse con “acciones de política que podrían tomarse para mejorar las oportunidades económicas para las mujeres”.

En el camino hacia el desarrollo de una economía de hidrógeno verde y sus enormes perspectivas en la industria nacional, las oportunidades para las mujeres son inmejorables si consideramos las ventajas del país en materia de acceso a la educación o al financiamiento para la capacitación. La Estrategia Nacional de Hidrógeno Verde contempla la creación de una hoja de ruta para el desarrollo e implementación de proyectos de innovación en esta materia, que podría representar la clave del futuro económico de Chile que nos permitirá ser líderes mundiales no sólo en renovables, también en hidrógeno verde y con las mujeres en igualdad de condiciones. Esta plataforma puede ser también un importante eslabón para incentivar a más mujeres a ingresar a carreras, universitarias o técnicas, relacionadas con ingeniería, ciencias, matemáticas y con ello aumentar de una vez por todas, la participación femenina en una industria que será sin duda, una de las que mueva la aguja del desarrollo económico del país en las siguientes décadas.

No estamos tan lejos de lograr consolidación en estos asuntos. Un estudio de la Agencia Nacional de Investigación y Desarrollo de Chile mostró que en una década, las mujeres que lideran proyectos de investigación STEM (ciencia, tecnología, ingeniería y matemáticas, por sus siglas en inglés) pasaron de un 15% a un 25%. Creo firmemente que hay más espacios para potenciar la participación laboral, en I+D+i y el liderazgo de mujeres en los temas energéticos, más aún si las condiciones del país lo permiten.

Asimismo, el programa del Ministerio de Energía, “Energía +Mujer”, al que adhieren más de 57 organizaciones públicas y privadas de la industria energética como H2 Chile, ha permitido aclarar el real estado de la equidad de género en nuestro sector: la fuerza laboral femenina en el rubro energético llega apenas al 23%, con mujeres que ganan un 24% menos que los hombres y que ocupan sólo el 18% de los cargos gerenciales, según los datos expuestos en su Anuario 2020.

Dado ese escenario, debemos hablar de competencias. Las discriminaciones de género no se sostienen si hay demostración de capacidades y solvencia técnica en quienes aspiran a dirigir proyectos y organizaciones o en quienes optan a puestos de trabajo más desafiantes y mejor remunerados. Y esas competencias se construyen y se cultivan con acceso igualitario a la educación y programas de formación de capital humano.

Para ponernos en sintonía con lo que dictan los Objetivos de Desarrollo Sostenible de las Naciones Unidas y prácticamente todos los estándares definidos por los organismos multilaterales en materia de sustentabilidad, es que tanto en el mundo público como privado, se incentive y aliente a las jóvenes que hoy están decidiendo su ingreso a las universidades o institutos técnicos, a explorar el mundo de la ingeniería, la innovación y el desarrollo tecnológico.

Este 8 de marzo es especial porque nos ayuda a volver a mostrar la relevancia del tema “mujer” y los efectos económicos que ha tenido la pandemia sobre la población femenina mundial. Pero no es sólo un día, es el momento para que no se vuelva a poner en duda si las mujeres tenemos un rol equitativo e inclusivo, y así, las crisis que vengan golpearán con menos intensidad a nuestras sociedades y  todos, como un equipo, podremos salir nuevamente adelante.

 

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