Mañana sábado se conmemora el Día Internacional de la Mujer Indígena, una fecha instituida durante el Segundo Encuentro de Organizaciones y Movimientos de América que tuvo lugar en la región de Tiahuanacu, Bolivia, en 1983.
La conmemoración se instituyó para recordar el asesinato de la indígena aymara Bartolina Sisa, ocurrido en Bolivia, el cinco de septiembre de 1782.
El argumento que se dio para asesinar a Bartolina hace más de 230 años: “Para escarmiento de los indios”, por oponerse al sometimiento y la opresión causados por el racismo de los colonizadores españoles y el clero católico.
Hoy, no se puede entender en ninguna parte del mundo en donde la generación de energía eléctrica vía el factor fotovoltaico haya despuntado, sin la participación de la mujer en todos los eslabones de la cadena productiva de la naciente industria energética solar.
Sin embargo, mención aparte merece la participación de la mujer indígena de Latinoamérica, Asía y África y sus iniciativas y trabajos entre paneles fotovoltaicos e inversores comunitarios.
Justo en la ciudad Tilonia de la India, opera el Barefoot College conocido también como el “Colegio de pies descalzos”, una universidad que invita y ofrece apoyo económico para mujeres indígenas que asisten a cursos para aprender sobre diversas tecnologías, una de ellas, la fotovoltaica; cursos de actualización para que las asistentes repliquen el conocimiento adquirido entre sus comunidades indígenas locales.
Esta es una de las formas básicas de democratizar el acceso y uso de la energía eléctrica en comunidades a las cuales no llega la red de transmisión ya sea en México como en el resto del mundo.
El Barefoot College ha invitado a varias mujeres indígenas mexicanas de Oaxaca y Chiapas a sus cursos de energía solar que se prolongan hasta por ocho meses. Pv magazine México ha dado cuenta de esta experiencia.
Y en una entrega periodística reciente, Miriam Grunstein, una de las investigadoras mexicanas más agudas del mundo de los hidrocarburos, pero ya incursionando en temas de Energías Renovables, nos habla del papel trascendente que tendrán más mujeres indígenas mexicanas en proyectos de generación de energía vía el factor fotovoltaico; iniciativas urgentes que merecen todo el apoyo de instancias gubernamentales tanto a nivel federal como estatal y de Organizaciones No Gubernamentales.
El acceso a la energía eléctrica debe ser considerado “ya” como un Derecho Económico, Social y Cultural obligado para todo el mundo, y en primer orden, de acceso prioritario para los grupos en situación de vulnerabilidad: Los grupos de mujeres indígenas el primero de ellos.
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