La economía de cero emisiones netas en 2030 crearía 15 millones de empleos en LatAm y Caribe

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Un estudio pionero llevado a cabo por el Banco Interamericano de Desarrollo (BID) y la Organización Internacional del Trabajo (OIT) muestran que la transición a una economía de cero emisiones netas en carbono podría crear 15 millones de nuevos empleos netos en América Latina y el Caribe para 2030.

Desde el punto de vista técnico y económico es viable aumentar las energías renovables en América Latina y el Caribe. El escenario energético mundial de la Agencia Internacional de Energías Renovables, prevé que hacia mediados de siglo el 93% de la electricidad provendrá de fuentes de energía renovable en la región.

Los problemas de estabilidad de la red son importantes, pero se pueden solucionar con la tecnología existente América Latina y el Caribe podría obtener hasta un 80% de energías renovables de manera asequible, haciendo uso de los abundantes recursos eólicos y solares mientras su costo siga disminuyendo, y utilizando la energía térmica y las grandes hidroeléctricas existentes (siempre que las condiciones hidrométricas sigan siendo favorables) como medios para equilibrar el sistema.

Mipymes, imprescindibles en la transición

Además de las grandes empresas, el sector de las micro, pequeñas y medianas empresas (mipymes) es particularmente importante para avanzar en la sostenibilidad ambiental y promover el empleo formal en las economías rurales, pero también enfrenta una variedad de obstáculos en la ecologización de sus negocios. Entre esos obstáculos figuran los costos adicionales derivados de la adaptación de nuevas tecnologías, el acceso limitado a información y capital, las prácticas voluntarias que no generan beneficios comerciales directos y la percepción de las empresas de que a los consumidores no les preocupa su impacto ambiental.

15 millones de empleos netos

Para 2030, los cambios estructurales en la producción de energía y alimentos, y los patrones de consumo pueden dar lugar a 15 millones de empleos netos más en América Latina y el Caribe en comparación con un escenario de “seguir como hasta ahora” (business-as-usual). Los empleos destruidos en los sectores de electricidad a partir de combustibles fósiles, producción de alimentos de origen animal y extracción de combustibles fósiles se compensan con creces con los puestos de trabajo creados en los sectores de agricultura y producción de alimentos de origen vegetal, energías renovables, silvicultura, construcción y manufactura.

Los países en América Latina y el Caribe se pueden clasificar en dos tipos basados en su mix de electricidad actual. Algunos dependen en gran medida de la energía hidroeléctrica, mientras que otros utilizan el petróleo como su principal fuente para el consumo de electricidad. Actualmente la energía del carbón proporciona una parte muy pequeña, e incluso inexistente, de la producción total de electricidad de los países, salvo Chile y Guatemala.

Si bien muchos países de la región han dependido históricamente de la energía hidroeléctrica, las posibilidades de expansión se ven limitadas por los conflictos de uso de suelos, incluida la conservación de bosques y tierras indígenas. Como resultado, se espera que la proporción de energía hidroeléctrica disminuya después de 2030, dejando espacio para la energía solar, eólica y otras energías renovables.

¿Nuclear? No, gracias

Sin embargo, muchos países de la región no cuentan actualmente con ninguna capacidad nuclear, y no existe ningún plan previsible para invertir en las instituciones o en las capacidades técnicas necesarias para manejar esa tecnología de manera segura. Según el informe, los países que actualmente no tienen capacidad nuclear se mantendrán alejados de la energía nuclear en el futuro, y simplemente aumentarán sus contribuciones a todas las demás tecnologías en el mix. Las energías renovables, en comparación con la energía de combustibles fósiles, tienden a involucrar mayores inversiones iniciales (y costos variables mucho más bajos). El análisis del informe considera que el despliegue de energías renovables significa inversiones adicionales de capital y, por lo tanto, potencialmente más producción y puestos de trabajo en sectores como la fabricación de maquinaria y equipo electrónico. Las cifras confirman que la descarbonización puede crear empleos netos y, en comparación con el escenario de altas emisiones, las emisiones de GEI se reducen en un 35% y se crean 15 millones de puestos de trabajo para 2030 (lo que representa el 4% del empleo total en la región).

 

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