En Brasil, el aumento del impuesto a la importación de paneles podría afectar a 25 GW de proyectos, según Absolar

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El aumento del impuesto a la importación de módulos fotovoltaicos del 9,6% al 25%, según lo decidido en la 220ª Reunión Ordinaria del Comité Ejecutivo de Gestión (Gecex), celebrada el 11 de noviembre, representa un gran retroceso en la transición energética y una afrenta a los consumidores y al mercado, con el riesgo inminente de un aumento en el precio de la energía solar para los brasileños, la caída de la inversión, la fuga de capitales, el aumento de la inflación, la pérdida de empleos y el cierre de empresas.

Esta es la valoración de la Asociación Brasileña de Energía Solar Fotovoltaica (Absolar). Para la organización, al decidir aumentar el impuesto en medio de la COP 29 en Azerbaiyán, el gobierno brasileño está contradiciendo los compromisos internacionales de lucha contra el cambio climático, especialmente los firmados en el Acuerdo de París y en la Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático (COP). Mientras el mundo refuerza sus metas climáticas, el país debería adoptar medidas que incentiven la expansión de las energías limpias, y no lo contrario.

Según la Asociación, la decisión, que aún no ha sido publicada en el Boletín Oficial, pone en riesgo la competitividad del mercado solar en el país, y podría llevar a la cancelación de proyectos ya contratados y frenar los planes de inversión para futuros proyectos.

Absolar encuestó a sus asociados con proyectos en riesgo potencial: hay al menos 281 proyectos, que suman más de 25 GW y más de 97 mil millones de reales (casi 17 mil millones de dólares) en inversiones hasta 2026. La pérdida de la ex-tarifa haría que los proyectos fueran completamente inviables, debido a la pérdida automática de la financiación vinculada al proyecto. Estos proyectos podrían contribuir a la generación de más de 750.000 nuevos puestos de trabajo y a la reducción de 39,1 millones de toneladas de CO2.

Contrariamente a lo que afirma el gobierno federal, la medida no promueve la consolidación de la industria nacional, ya que las empresas nacionales son meros ensambladores de módulos, utilizando insumos totalmente importados. Por otro lado, el impacto de la medida sobre las pequeñas y medianas empresas instaladoras de equipos es grave, y corren el riesgo de quebrar.

Es importante destacar que la industria nacional es incapaz de abastecer siquiera el 5% de la demanda nacional de paneles fotovoltaicos, con una capacidad de producción de 1 GW por año, mientras que las importaciones brasileñas en 2023 totalizaron más de 17 GW.

Además, la industria nacional no compite con las empresas importadoras de equipos, especialmente en las grandes plantas de generación fotovoltaica. La financiación de estos proyectos exige un estándar de certificación y calidad que las industrias nacionales aún no tienen, lo que obliga a la compra de equipos importados, ahora con sobreprecio.

De cada 30 empleos generados en el sector solar fotovoltaico, sólo dos corresponden a la fabricación de equipos. Así, esta subida de impuestos provocará pérdidas de empleo en la cadena más fuerte, que incluye el sector de distribución y comercialización de equipos y los servicios de instalación y mantenimiento de sistemas fotovoltaicos.

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