Mediante el Decreto 465/2024 publicado en el Boletín Oficial, el gobierno argentino ha estipulado el cambio de “un régimen de subsidios generalizado en materia energética, indiscriminado, con superposiciones de subsidios (por la existencia de regímenes especiales), hacia un sistema focalizado en usuarios vulnerables y más ordenado”, según informa la Secretaría de Energía.
El decreto establece “un período de transición de seis meses (prorrogable por otros seis más) en función de la evolución de la situación económica general y la dinámica del sector energético”.
Tomando en cuenta lo establecido en un decreto de 2022 que fijaba la segmentación según la capacidad económica de los usuarios, conocida como N1 (ingresos altos), N2 (ingresos bajos) y N3 (ingresos medios), el nuevo decreto establece “dejan sin efecto los límites respecto del precio mayorista en el componente de la energía, de N2 (40%) y N3 (80%) sobre la base del Coeficiente de Variación Salarial (CVS)”.
La propuesta es trasladar “progresivamente” a los usuarios finales “los precios y tarifas reales de la energía”. “Dichos límites del CVS impedían seguir en el sendero de corrección de precios y tarifas que impulsa este Gobierno”, se afirma.
A partir de ahora, la Secretaría de Energía podrá:
- Establecer bonificaciones o descuentos a los usuarios N2 (ingresos bajos) y N3 (ingresos medios).
- Establecer nuevos topes de consumo máximos subsidiados para N2 y N3, corrigiendo así un grave defecto del régimen anterior que alentaba el consumo ilimitado. Los excedentes se pagarán a precio o tarifa plena, es decir, sin subsidio.
En el comunicado se define que durante el período de transición señalado “se monitoreará la evolución de todas las variables en juego, cruces de información, se impulsará el reempadronamiento y la actualización del RASE (Registro de Acceso a los Subsidios Energéticos) a fin de asegurar que los usuarios estén en el segmento correspondiente según su nivel de ingresos”.
En lo que puede ser considerado la apreciación más política del texto oficial, puede leerse: “El régimen de subsidios anterior, junto con la política energética de congelamiento tarifario, contribuyeron sustancialmente a la opacidad de las tarifas finales y a la confusión conceptual entre los montos efectivamente facturados a los usuarios y los subsidios”.
Y se agrega que lo anterior hacía “casi imposible discernir según qué conceptos y por qué importes se abona el servicio respectivo”.
“En época de escasez y de ajuste de los recursos del Estado, es necesario rever y reordenar los subsidios, de manera progresiva, para contribuir al equilibrio fiscal sin descuidar la ayuda a los usuarios vulnerables”, concluye.
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