Científicos de la Universidad de Stanford de California comprobaron el consumo energético requerido en la fabricación de acumuladores para la red eléctrica y elaboraron un nuevo criterio de comparación. Con ello comparan centrales reversibles y acumuladores de aire comprimido con acumuladores químicos desde litio hasta plomo. Para poder comparar las diferentes tecnologías pusieron en relación la energía generada durante la vida útil con la energía necesaria para la producción de las instalaciones y las baterías y determinaron así el llamado factor ESOI, la abreviatura de "Energy stored on invested", que es un factor de almacenamiento de energía.
Las grandes soluciones tecnológicas como centrales reversibles y acumuladores de aire comprimido alcanzan el factor 210 y 240 respectivamente, mientras las baterías de litio almacenan sólo diez veces la energía que requieren para su fabricación, y las baterías de plomo se quedan incluso en nada más que el doble de la energía invertida. La razón principal es el número relativamente bajo de ciclos de las baterías. Según indican los científicos, las centrales reversibles llegan a 25.000 ciclos. En cambio, las baterías de litio logran un máximo de 6.000 ciclos y las de plomo sólo 700 ciclos.
La conclusión para aumentar el factor de almacenamiento de energía sería elevar el número posible de ciclos. Lo cierto es que un factor reducido también es un indicio de una elevada necesidad de materias primas para realizar el almacenamiento de energía. De todos modos, los investigadores de Stanford se muestran optimistas respecto a la disponibilidad: "Al parecer, la Tierra ofrece materias primas en abundancia para construir acumuladores de energía", destaca Charlie Barnhart, autor principal del estudio. Habría excepciones de materias raras como el cobalto, que se utiliza en algunas baterías de iones de litio, así como el vanadio, componente principal de las baterías de flujo redox de vanadio.
Además de este estudio, prácticamente no se encuentran cifras sobre el consumo energético en la fabricación de baterías. El Instituto IFEU alemán publicó en 2011 datos que coinciden con los análisis de los científicos de Stanford. Por lo tanto, la generación con tecnología actual de un kilovatio hora de capacidad de almacenamiento de una batería de litio requiere cerca de 600 kilovatios hora de energía. Teniendo en cuenta un número de ciclos de 6.000, tal como lo expone el estudio de Stanford, se alcanzaría un factor ESOI de 10. La tecnología de litio obtiene un resultado cinco veces mejor que las baterías de plomo, y comparando todas las tecnologías de baterías es la mejor. Según el Instituto IFEU, al mejorar la tecnología de litio su ventaja se podría aumentar por el factor 4, reduciendo así el consumo energético a una cuarta parte del valor actual. (Thomas Seltmann)
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