La Organización Latinoamericana de Energía (OLADE) publicó el Libro Blanco del Almacenamiento de Energía en América Latina y el Caribe, que analiza el estado actual, los desafíos y las recomendaciones estratégicas para este sector.
El documento estima que para respaldar la integración de energías renovables y mejorar la estabilidad de los sistemas eléctricos la región deberá incorporar alrededor de 24 GW hacia 2030 y 46 GW en 2035 incluyendo las distintas tecnologías (BESS, bombeo, térmico, químico, entre otras). Esto implicaría inversiones aproximadas de 24 mil millones de dólares en 2030 y 46 mil millones en 2035. Actualmente, se contabilizan 9 GW entre proyectos en operación, construcción y planificación.
El estudio detalla que la mayor parte de las instalaciones actuales corresponden a sistemas electroquímicos (baterías de ion-litio), seguidos por proyectos de bombeo hidráulico y soluciones térmicas de respaldo industrial.
En ese sentido, se afirma que la capacidad operativa actual de almacenamiento es de apenas 2,5 GW (1,5 GW en baterías).
En el mediano plazo, se prevé un crecimiento de tecnologías de flujo y sodio-ion, junto con la expansión del hidrógeno verde y el almacenamiento distribuido residencial y comercial. OLADE estima que hacia 2035 más del 30 % de los sistemas solares residenciales de la región incorporarán baterías.
El documento destaca que Chile y Brasil encabezan la adopción de proyectos a gran escala, mientras que México, Argentina y República Dominicana avanzan en marcos regulatorios que reconocen el almacenamiento como un activo del sistema eléctrico. Países como Honduras y Colombia han iniciado licitaciones específicas para integrar sistemas BESS en redes de distribución.
Entre los desafíos identificados, OLADE menciona la falta de definiciones legales claras sobre la participación del almacenamiento en los mercados eléctricos, la ausencia de esquemas tarifarios diferenciados y la necesidad de reglas de interconexión adaptadas. El organismo propone incluir metas de almacenamiento en los planes energéticos nacionales y establecer subastas específicas para proyectos híbridos FV + BESS.
En materia financiera, el informe señala que los fondos climáticos internacionales y las alianzas público-privadas son las principales fuentes de apoyo. Sin embargo, persisten barreras como la falta de instrumentos financieros innovadores, la escasa participación de la banca local y la limitada estabilidad normativa. OLADE recomienda la creación de bonos verdes, garantías de desempeño y fondos soberanos dedicados al almacenamiento energético.
El estudio concluye que el almacenamiento es esencial para aumentar la confiabilidad y flexibilidad de las redes eléctricas en América Latina y el Caribe, y subraya la necesidad de políticas coordinadas para atraer inversiones y acelerar su despliegue en todos los niveles de generación y consumo.
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