Los aranceles de importación de energía solar tienen como objetivo nivelar el campo de juego al abordar las disparidades de precios de mercado del hardware de energía solar originario de China, al tiempo que apoyan a los fabricantes nacionales. Esta estrategia es parte de los esfuerzos más amplios del gobierno de los Estados Unidos para proteger la seguridad nacional y combatir el cambio climático.
Recientemente, estos aranceles han ido desde advertencias simbólicas hasta ajustes de precios al alza que podrían aumentar el costo de los módulos solares y el almacenamiento de energía. Los aranceles adicionales que se avecinan sobre los paneles solares, el aluminio, el acero y otros materiales podrían aumentar aún más los costos de la industria.
Canadian Solar es una empresa global cuyos productos soportan múltiples aranceles de importación. Además, en respuesta a la Ley de Reducción de la Inflación (IRA), Canadian Solar tiene previsto empezar a fabricar células solares en Indiana y a ensamblar módulos en Texas.
Durante un caso iniciado por la empresa mundial Hanwha Q Cells en la Comisión de Comercio Internacional de EE.UU., Jonathan Stoel, socio de Hogan Lovells LLP y abogado de Canadian Solar’s U.S. Module Manufacturing Corporation, hizo unas declaraciones también facilitadas a pv magazine. Sostuvo que el caso fue «presentado totalmente con falsas pretensiones y basado en predicados fundamentalmente erróneos».
Stoel esbozó las inexactitudes percibidas:
- La afirmación de otros demandantes de que 36 GW de paneles solares están en juego en esta sentencia es una sobreestimación significativa, probablemente intencionada.
- La afirmación de que la mayoría de la industria solar apoya los aranceles es engañosa. En realidad, sólo tres empresas -una de las principales, sin embargo- han abogado por los aranceles. Se ha señalado que la mayoría de las empresas que planean ensamblar paneles solares en EE. UU., debido a los incentivos del IRA, se oponen a los aranceles a la importación de células solares porque dependen de la importación de estos componentes.
- Las células y los módulos solares son tecnologías distintas. Stoel citó pruebas de que Hanwha Q Cells opera dos instalaciones separadas para la fabricación de células solares, mientras que también importa módulos solares. Es importante señalar, como añade pv magazine, que el mayor fabricante solar del país, First Solar, integra la producción de células y módulos solares en un único proceso. Sin embargo, este caso se refiere específicamente a las células solares cristalinas, que First Solar no produce.
- Stoel subrayó que la expansión de Hanwha en Georgia estuvo motivada principalmente por incentivos gubernamentales, que es precisamente lo que este caso parece rebatir.
En respuesta a las cuestiones planteadas, Stoel instó al tribunal a reconocer varios aspectos clave del caso: (1) se presentó por motivos dudosos; (2) los principales fabricantes, no la mayoría, se oponen a las importaciones; (3) los módulos y las células son productos distintos; (4) los volúmenes de importación son mucho menos significativos de lo que se sugiere y no han causado daños materiales; (5) no se han observado efectos adversos en los precios; (6) el tribunal debería considerar la salud financiera y el crecimiento de la industria, estimulados por los incentivos introducidos por la IRA; (7) muchas empresas estadounidenses implicadas, incluida Hanwha Q Cells, que inició el caso, tienen importantes conexiones internacionales.
A pesar de las afirmaciones relativas a la ausencia de efectos adversos sobre los precios, el costo de las células y módulos solares en Estados Unidos ha disminuido drásticamente. Esta reducción se debe al desplome de los precios del polisilicio chino y al rápido aumento de la capacidad de fabricación. Dado que incluso los fabricantes chinos, como Longi, han reconocido que este aumento de la capacidad está afectando negativamente a su negocio, puede deducirse razonablemente que las empresas competidoras podrían percibir esta evolución como desventajosa.
En definitiva, aunque los aranceles se presentan como medidas de protección para las industrias nacionales, su eficacia es discutible. La dinámica global del mercado solar y las respuestas estratégicas de los fabricantes sugieren que estas medidas podrían servir más como señales diplomáticas que como barreras económicas impactantes. Históricamente hablando, los aranceles por sí solos no han demostrado hacer crecer la base de fabricación solar de EE. UU., sin embargo, el IRA sí lo hizo.
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