La Agencia Internacional de la Energía pide multiplicar por seis la capacidad mundial de almacenamiento de energía

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Las baterías tienen que multiplicar por seis la capacidad mundial de almacenamiento de energía para que el mundo pueda cumplir los objetivos de 2030, después de que el año pasado se duplicara con creces el despliegue en el sector eléctrico, según afirma la IEA en su primera evaluación de la situación de todo el ecosistema de baterías. En este escenario, los sistemas de almacenamiento de energía mediante baterías representarían el 90% del aumento y la energía hidráulica de bombeo la mayor parte del resto.

En su informe “Baterías y transiciones energéticas seguras“, el organismo de control con sede en París describe las baterías como fundamentales para alcanzar los objetivos climáticos y energéticos esbozados en la conferencia sobre el clima COP28 celebrada en Dubai. Según el informe, el crecimiento de las baterías superó al de casi todas las demás tecnologías de energías limpias en 2023, impulsado por la caída de los costos, la innovación y las políticas industriales de apoyo.

Se produjo un fuerte crecimiento de los proyectos de baterías a escala de servicios públicos, las baterías detrás del contador, las minirredes y los sistemas solares domésticos, añadiendo un total de 42 GW de capacidad de almacenamiento de baterías en todo el mundo, con un aumento interanual de más del 130%. Mientras tanto, el despliegue de baterías de vehículos eléctricos (VE) aumentó un 40% en 2023, con 14 millones de nuevos coches eléctricos, lo que representa la gran mayoría de las baterías utilizadas en el sector energético.

“A pesar del uso continuo de baterías de iones de litio en miles de millones de dispositivos personales en el mundo, el sector de la energía ahora representa más del 90% de la demanda anual de baterías de iones de litio”, dijo el informe de la IEA. “Esto supone un aumento con respecto al 50% del sector energético en 2016, cuando el mercado total de baterías de iones de litio era 10 veces menor”.

En menos de 15 años, los costos de las baterías han caído más de un 90%, uno de los descensos más rápidos jamás vistos en las tecnologías de energía limpia. No obstante, el informe concluye que los costos tienen que seguir bajando sin comprometer la calidad ni la tecnología para ampliar las baterías a escala mundial.

Se espera que una mayor innovación en la química y la fabricación de las baterías pueda reducir los costos medios mundiales de las baterías de iones de litio en otro 40% entre 2023 y 2030, e introducir en el mercado las baterías de iones de sodio. Según la IEA, las baterías de iones de sodio representarán menos del 10% de las baterías de los vehículos eléctricos hasta 2030, pero constituirán una parte cada vez mayor de las baterías de almacenamiento estacionario, ya que sus costos son un 30% inferiores a los de las baterías de fosfato de hierro y litio (LFP).

“La combinación de energía solar fotovoltaica y baterías es hoy competitiva con las nuevas centrales de carbón en la India. Y en los próximos años será más barata que las nuevas centrales de carbón en China y las de gas en Estados Unidos. Las baterías están cambiando el juego ante nuestros ojos”, declaró Fatih Birol, director ejecutivo de la IEA.

Según el informe de la IEA, los recortes de costos también hacen que el almacenamiento autónomo en baterías sea más competitivo que las opciones de pico de gas natural.

En el escenario más ambicioso, el gasto total en baterías para todas las aplicaciones aumentará hasta los 800.000 millones de dólares en 2030, casi un 400% más que en 2023. Esto significa duplicar la cuota de las baterías en la inversión global en energías limpias en un plazo de siete años.

La fabricación mundial de baterías se ha triplicado con creces en los últimos tres años. Aunque China produce la mayoría de las baterías en la actualidad, el informe muestra que el 40% de todos los planes anunciados para la fabricación de nuevas baterías se encuentran en economías avanzadas como Estados Unidos y la Unión Europea.

“Si se construyen todos esos proyectos, esas economías tendrían casi suficiente fabricación para satisfacer sus propias necesidades hasta 2030 en la senda hacia las emisiones netas cero”, dice el informe.

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