China completa la planta de baterías de flujo de vanadio más grande del mundo

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China ha finalizado las principales obras de construcción del mayor proyecto del mundo de almacenamiento energético con baterías de flujo redox de vanadio (VRFB, por sus iniciales en inglés). El proyecto, respaldado por el grupo China Huaneng, incorpora un sistema VRFB de 200 MW/1 GWh combinado con una planta solar de 1 GW.

Con una inversión total de 520 millones de dólares (3.800 millones de yuanes), el proyecto abarca 28.000 mu (equivalente a 1.870 hectáreas) en el condado de Jimusar, Xinjiang. Una vez en operación, se espera que genere 1,72 TWh de electricidad al año, y reduzca más de 1,6 millones de toneladas de emisiones de CO₂ anuales, según el desarrollador.

El sistema está diseñado para proporcionar cinco horas de descarga continua y mitigar la intermitencia de las fuentes renovables, actuando como un amortiguador y estabilizador para la red eléctrica local. Este rol es especialmente crítico en Xinjiang, una región rica en recursos solares y eólicos, pero que enfrenta problemas de limitaciones de transmisión y reducción de generación (curtailment).

La instalación integrada de energía solar y almacenamiento está siendo desarrollada por Huaneng Xinjiang Jimusar Power Co., con la ingeniería e integración del sistema a cargo de PowerChina Northwest Engineering Corp., y los sistemas de baterías de flujo suministrados por Dalian Rongke Power. Otros colaboradores clave incluyen el Instituto de Física Química de Dalian de la Academia China de Ciencias, que brindó apoyo en I+D para la integración a gran escala del sistema, y la Universidad de Xinjiang, que participa en estudios de evaluación ambiental y recuperación del terreno.

A diferencia de las baterías de ion-litio, las baterías de flujo de vanadio utilizan soluciones electrolíticas con iones de vanadio para almacenar y liberar energía. Esta tecnología presenta diversas ventajas para el almacenamiento a escala de red: alta seguridad (no inflamables), una larga vida útil (más de 15 años), y la posibilidad de desacoplar la potencia de la capacidad energética, lo que permite una mayor flexibilidad de diseño.

A pesar de sus beneficios, las VRFB han estado limitadas por sus altos costos iniciales y su relativamente baja densidad energética. El proyecto de Jimusar es visto como un banco de pruebas clave para validar la viabilidad económica de esta tecnología a gran escala. Analistas del sector afirman que este tipo de despliegues a gran escala son esenciales para reducir costos y demostrar la preparación comercial de tecnologías alternativas de almacenamiento de larga duración.

El proyecto forma parte de una estrategia más amplia de Xinjiang para convertirse en un polo nacional de energía limpia. La región tiene como objetivo conectar más de 20 GW de nueva capacidad de almacenamiento a la red antes de 2025. Además, el proyecto de Jimusar es un componente de la primera base de demostración integrada de China que combina energía eólica, solar, almacenamiento e hidrógeno, destacando su papel como catalizador en los esfuerzos más amplios de descarbonización.

Funcionarios locales aseguran que la exitosa implementación de este proyecto proporciona un modelo replicable para otras regiones con alta penetración de energías renovables, y fortalece las bases de un nuevo sistema eléctrico centrado en energías limpias.

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