China: Sobrecapacidad y recortes en los subsidios impulsan la caída mundial de precios

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La globalización es una realidad en la industria solar fotovoltaica. También lo es el que la gran mayoría de la producción y otros componentes claves para el sector se realiza en China, para luego ser distribuida vía ultramar a clientes en otros continentes.
El hecho de que los Estados Unidos y la Unión Europea hayan impuesto sanciones arancelarias contra los productores de células y módulos chinos ha tenido poco efecto en el impacto de los fabricantes chinos en el precio de los módulos a nivel mundial. Si bien existen variaciones entre los mercados en la fijación de los precios, los fabricantes chinos reaccionaron con rapidez ante dichas sanciones. Mientras que algunos encontraron soluciones creativas para eludir las mismas, otros optaron por abrir fábricas en mercados clave como India y otros países con condiciones favorables de producción, y desde donde suministrar a los mercados europeos y estadounidense.
Paralelamente, el mercado fotovoltaico chino experimentó un increíble ciclo de aceleración. El objetivo oficial de China para este año asciende a unos considerables 18,1 gigavatios, un 80 por ciento más que la capacidad instalada en 2014. Solo en el primer semestre de este año ya se habían instalado en China cerca de 20 gigavatios y los pronósticos indican que 2016 podría concluir con entre 25 y 30 gigavatios de nueva capacidad solar instalada. Con semejante mercado dirigiendo la demanda, los productores chinos de polisilicio, obleas, células y módulos solares han emprendido una carrera para ampliar sus capacidades de producción y aprovechar este espectacular aumento de la demanda.
Semejante incremento de la demanda hubiera provocado, normalmente, un aumento de los precios en China y en el resto del mundo. No cabe duda de que esto hubiera sucedido si el gobierno chino no hubiera tomado medidas y recortado los subsidios a la tarifa de inyección fotovoltaica (FIT, Feed-in-tariff) desde el primero de julio del presente año. La amenaza del recorte a la tarifa subvencionada provocó una fiebre instaladora durante los primeros seis meses de 2016. Desafortunadamente para los desarrolladores de proyectos solares en China, los recortes en la FIT de este verano son solo el principio. A finales de septiembre se dieron a conocer planes para reducir aún más drásticamente los subsidios a la tarifa que perciben las instalaciones fotovoltaicas: un 37 por ciento para los sistemas sobre suelo y un 52 por ciento para las instalaciones de generación distribuida. Con ello, las instalaciones sobre suelo percibirían entre 0,55 y 0,75 de la moneda china RMB (equivalente a 0,08 y 0,11 dólares, respectivamente) por kilovatio hora inyectado a la red, mientras que las instalaciones de generación distribuida percibirán entre 0,2 y 0,3 RMB por kilovatio hora (0,03 y 0,04 dólares al cambio actual).
Esto disminuirá, sin duda, el apetito de los inversores para construir plantas fotovoltaicas en China, lo que a su vez reducirá la demanda local de módulos, inversores y otros equipamientos BOS (Balance of System). A medida que la bajada del precio de estos componentes se produzca en China, ésta se trasladará también a los mercados externos, ya que los productores chinos intentarán dan salida a sus capacidades de producción ampliadas.
De hecho, la crisis en los precios de los módulos ya se pudo percibir el pasado mes de septiembre en Solar Power International de Las Vegas, el mayor evento solar en Estados Unidos. Proveedores chinos de primera línea ofrecieron productos multicristalinos a un precio inferior a 0,40 dólares por vatio pico y productores de menor tamaño fueron incluso más agresivos en sus precios.
El impacto de la reducción de los módulos tuvo su efecto inmediato también en las licitaciones internacionales de energía. En la reciente licitación convocada por México se obtuvieron precios inferiores a los 35 dólares por megavatio hora, eclipsando con ello los ya muy reducidos precios conseguidos en la primera licitación de energía realizada a principios de este año.
Cierto es que los bajos precios de los módulos dotan de competitividad a la energía solar frente a otras tecnologías, pero está por ver si la industria fotovoltaica global puede realmente florecer en semejante ámbito. A corto y medio plazo se podría producir una fuerte reducción de los márgenes en toda la cadena fotovoltaica de suministro. Y la completa desaparición de algunos actores al no tener la estructura de costes suficiente para poder sobrevivir o por haber menospreciado determinados riesgos en la parte inferior de la cadena de suministro (downstream), como pudieran ser cuestiones de propiedad, medioambientales, etc.
A más largo plazo, se puede esperar innovación y unas mejores economía de escala para mantener la reducción de costes y unos menores costos nivelados de la energía solar (LCOE, por sus siglas en inglés), dando a todos los actores de la cadena de valor fotovoltaica espacio suficiente de actuación. E incluso obtener precios inferiores a 35 dólares por megavatio hora, especialmente en mercados con abundante recurso solar como, entre ellos México. (Eckhart Gouras)

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