Río 2016: Abriendo camino a Olimpiadas con energías limpias

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Cerca de 29,5 gigavatios de energía se requirieron en los Juegos Olímpicos de Rio de Janeiro, según las cifras que calcula el Center of Global Energy de la Universidad de Columbia Nueva York.
“Los eventos requieren normalmente un gran volumen de energía temporal, suministrada por generadores diésel”, indica a pvmagazine un portavoz sostenibilidad de los juegos en Rio 2016. Sin embargo, puesto que cerca del 75 por ciento de la energía en Brasil procede de fuentes limpias –mayoritariamente hidráulica–, la estrategia fue “emplear toda la energía que se pueda de la red para reducir el uso de los grupos electrógenos”, indica el portavoz. “Para conseguirlo, se instalaron dos nuevas líneas de distribución desde dos diferentes subestaciones para asegurar la fiabilidad de electricidad y reduciré el número de generadores diésel requeridos en el Parque Olímpico de Barra”.
Este parque olímpico es un conjunto de nueve instalaciones deportivas en Barra de Tijuaca, ubicado en la parte occidental de Río de Janeiro. Y los generadores estaban previstos como backup en casos puntuales, por lo que se desplegaron en modo “cold stanby” (modo espera) y la mayoría no llegaron a ponerse realmente en funcionamiento. Estos grupos electrógenos estaban alimentados por una mezcla de combustible con un 20 por ciento de biodiesel, también considerado como fuente limpia, o al menos no tan contaminante.
Control de la demanda
No obstante, los organizadores también tuvieron en cuenta las demandas energéticas más allá de las necesidades del propio evento. “Por lo tanto, siempre planificamos la demanda de energía operacional con mucho cuidado (por ejemplo, las necesidades de climatización en espacios no críticos, con el objetivo de priorizarla ventilación natural y reducir la necesidad de sistemas de aire acondicionado) y reducir la carga de energía primaria mediante el uso de equipamiento y electrodomésticos energéticamente eficientes, y la gestión de la energía”, indica la organización.
Resultado de ello, “los requerimientos energéticos se han disminuido en un 18,3 por ciento en relación a los Juegos de 2013. La estrategia de la demanda energética se ha vinculado a la construcción de arquitectura climática pasiva, con el objetivo de priorizar la iluminación natural”, reporta el equipo de sostenibilidad de la organización de los juegos.
Un ejemplo de ello es el centro acuático de Río 2016, que consta de 15.000 pequeños agujeros que permiten el flujo natural del aire a través del complejo. “Sin ellos, se hubieran necesitado el equivalente a 10.000 sistemas de climatización domésticos”, asegura la Universidad de Columbia.
Contribución de la fotovoltaica
Además del Parque Olímpico de Barra, los Juegos de Río se llevaron a cabo en otros tres emplazamientos: Copacabana, Deodoro y Maracaná. Este último incluye el famoso estadio de fútbol, desde donde se realizó tanto la apertura de los juegos como la ceremonia de clausura.
Ya en el año 2014, el fabricante chino Yingli Green Energy, la consultoría EDF y el Estado de Río de Janeiro se pusieron de acuerdo para instalar un sistema fotovoltaico de 400 kilovatios en el estadio de Maracaná. El sistema está instalado “en la superficie que cubre las gradas del estadio y puede generar 500 megavatios anuales, cubriendo el 3 por ciento de la demanda energética del estadio”, indicaba en 2014 Fabiana Castro, responsable de comunicación de la empresa que opera el estadio de Maracaná, antes de la celebración del Mundial de Fútbol.
Además de ello, “la energía solar se utiliza para calentar el agua en el estadio Arena Carioca, situado en el parque olímpico y en las oficinas administrativas de Río 2016”, indica la oficina de sostenibilidad de los Juegos Olímpicos en Río. Cabe destacar que la sede administrativa de Río 2016 es el primer edificio comercial en Brasil en adoptar tecnología LED para su iluminación, destaca la Universidad de Columbia.
Giro verde en los Juegos Olímpicos
No existe una política de energía renovable establecida para los Juegos Olímpicos. Más bien, esto es una cuestión que queda al libre albedrío del país anfitrión, de acuerdo a la información facilitada por la oficina de prensa del Comité Olímpico Internacional (COI) en Suiza,
En los juegos de Londres en 2012 se usaron un arsenal de calderas de biomasa para proporcionar la carga base energética requerida durante el día. Teniendo el fuerte impulso de la solar en Japón, es de esperar –y desear– que en los juegos de Tokio 2020 la solar forme una parte fundamental de los requerimientos energéticos de los próximos juegos olímpicos.
El mix energético de Japón se transformó radicalmente tras la catástrofe de Fukushima en el año 2011, que se tradujo en el cierre inmediato de todas las centrales nucleares de Japón. Antes del terrible accidente, la nuclear cubría el 30 por ciento de las necesidades energéticas del país. Hoy, sin embargo, solo hay una central nuclear en funcionamiento, aunque hay planes de volver a dar alas a esta tecnología. El objetivo del gobierno nipón es elaborar un mix energético con cara a 2030 donde la nuclear cubra el 20 por ciento de la demanda y el 24 por ciento sea renovable. Actualmente, las energías limpias no superan el 3 por ciento en Japón. La potencia solar acumulada ronda los 40 gigavatios y, hoy en día, Japón tiene que importar cerca del 84 por ciento de la energía necesaria para satisfacer su demanda eléctrica.
Brasil es la cara opuesta. El tercer mayor consumidor eléctrico en el continente americano, detrás de Estados Unidos y Canadá, puede presumir de ser autosuficiente. A pesar de la controversia que existe de en qué medida es esa energía verde o no, puesto que la hidráulica pesada no es precisamente demasiado amable con el medio ambiente. Greenpeace, por ejemplo, protesta por el hecho de que el gobierno tenga planes para conceder licencia de operación a más de 40 megavatios de represas en pleno corazón de la selva amazónica, lo que podría destruir el entorno del Amazonas.

Pero Brasil también mira –y mucho– por la tecnología solar. A las licitaciones anteriores, en las que se han otorgado contratos para la compra de energía de 3 gigavatios fotovoltaicos, ahora se plantea una nueva licitación este año. La potencia a licitar en diciembre se desconoce, puesto que se canceló la que estaba prevista en julio, pero no cabe duda de que el interés es muy elevado: más de 13 gigavatios de proyectos solares han comunicado su intención de participar en ella. (Ilias Tsagas)

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